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jueves, julio 26, 2007

¿Qué grado de importancia tiene la relación entre un alumno, su profesor y sus padres?

PENSANDO EN LAS PARTES DE UN TODO

Se ha dicho que el proceso de aprendizaje descansa en un Trípode Educativo compuesto por: el alumno, su familia (en especial sus padres) y la escuela (en especial los profesores, pero también los compañeros de estudio).

Ninguno de estos tres factores, por sí solos, puede garantizar el éxito académico. Pero de particular importancia es la relación que establecen -entre sí- estos tres factores: la relación alumno-profesor, la relación alumno-padres y la relación padres-profesores.

Señalar la influencia que el entorno familiar tiene sobre el desarrollo de cualquier persona, máxime si está en proceso de cambio, es algo que no necesita mayor justificación. Tanto la visión que el niño o la niña posee del mundo y de su propia imagen están influenciados por las relaciones que haya tenido y tenga con las personas de su ambiente familiar. Es en el seno de la familia donde el niño recibe los estímulos más intensos que van a ir conformando su personalidad.

Por eso, cualquier acción de tipo educativo, tiene que contar con la influencia tanto de la familia como de la escuela, ya que son los dos ámbitos en los que el alumno se halla ligado más estrechamente. En este sentido, podría decirse que prácticamente no existe ningún problema en el alumno que únicamente surja y se agote en el marco escolar. La situación problemática del alumno en el centro se alarga a la familia y a la inversa, problemas que nacen en la familia acaban siendo problemas escolares.

Son numerosas las investigaciones que han puesto de manifiesto que el ambiente familiar es la circunstancia que más influye en la evolución del sujeto tanto en su mundo de relaciones como en su actuación escolar. Al hablar de los factores que inciden en el aprendizaje, ya se hizo alusión al hecho de que el fracaso escolar puede tener su origen en alteraciones emocionales producidas por la existencia de conflictos en la familia que condicionan negativamente el comportamiento del alumno.

Es evidente, por tanto, la importancia de la interacción y colaboración entre los adultos que inciden sobre el desarrollo de los niños o adolescentes. Entre la familia y el centro escolar debe existir una estrecha comunicación, ya que ambos conjuntamente con el grupo inciden en el proceso educativo del alumno, y únicamente la confluencia de información y orientación sobre la situación familiar y escolar permitirá tener una visión completa de los alumnos.

Muchas conductas de los alumnos tanto en el centro docente como en la familia no pueden ser encauzadas con éxito actuando únicamente sobre uno de los dos ámbitos, ya que ambos se interfieren mutuamente.

Las influencias que confluyen en el alumno ejercidas tanto por la familia como por la escuela pueden contraponerse o potenciarse. De ahí la importancia de una adecuada coordinación centro escolar-familia, para conseguir que lo que el centro escolar valore no lo desprecie la familia y los criterios educativos sean similares.