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martes, octubre 13, 2009

CONDICIONES NECESARIAS PARA APOYAR Y SOSTENER A LOS PROFESORES EN POSICIONES DE LIDERAZGO

CURSO : EJERCICIO EFECTIVO DEL LIDERAZGO EN EL AULA/CLASE 09
La promoción de la innovación y el cambio en las organizaciones educacionales requiere de la existencia de variados tipos de liderazgos, los cuales pueden emerger indistintamente desde el equipo de gestión o la comunidad docente. Si los profesores no guían en la sala de clases, ¿entonces quién?. Dentro del aula ellos son quienes conducen a los alumnos al éxito educativo, permitiéndoles desarrollar sus proyectos de vida y proyectarse profesionalmente. Para maximizar el aprendizaje deben tomar en consideración las necesidades de los alumnos, sus diferencias y habilidades. El resultado final es la preparación del capital humano que el país necesita para su desarrollo, donde el mejoramiento de los niveles de escolaridad de los ciudadanos conduce a un mayor impacto en el bienestar de la sociedad.

En esta misma línea de pensamiento, la gestión curricular orientada a poner en marcha las innovaciones en la sala de clases encuentra su mejor expresión en profesores preparados para tomar decisiones en su implementación, buscar alianzas estratégicas para su instalación, consensuar apoyos para su ejecución y en asumir posiciones de liderazgo para su diseminación. Con estos objetivos en mente, los docentes buscan entregar lo mejor de si mismos y, de paso, obtener lo mejor de los demás a través de la creación de comunidades de aprendizaje donde existe voluntad para aprender, innovar y cambiar. Y las investigaciones muestran que los maestros sí son capaces de lograr dichos objetivos, específicamente cuando coinciden en mostrar que los resultados en la escuela se explican principalmente por la calidad de la preparación, planificación e instrucción en el aula; la creación de un clima positivo en la sala; y por la efectividad del liderazgo ejercido en la clase y en la organización.

Mejorar la calidad y equidad de la oferta educativa de nuestras escuelas requiere de que aquellas personas interesadas en trabajar en educación sean las mejores y las más capacitadas profesionalmente, que su enseñanza sea de excelencia y que se preocupen de todos los estudiantes. Pero los buenos profesores necesitan ser protegidos y apoyados por la organización educativa, por los organismos burocráticos centrales y por las políticas gubernamentales. Dichas políticas necesitan asegurar que los docentes trabajen en ambientes amistosos, que fortalezcan su eficacia y la de la escuela y que faciliten el éxito educativo.

Estos profesores efectivos son los que hacen la diferencia en la sala de clases, los que se atreven a innovar y enriquecer el currículum básico, no temen asumir riesgos y contribuyen significativamente al mejoramiento de los resultados educativos en sus escuelas.

Aún cuando las políticas salariales y condiciones de trabajo son señales claras y vitales de preocupación para los educadores, los estudios de campo señalan que los buenos profesores necesitan incentivos que van más allá de estas tradicionales demandas de la profesión, otorgando una gran importancia a la calidad de las relaciones con los estudiantes y sus propios colegas; en el apoyo que les brinden sus directivos; en los incentivos existentes para un desempeño de excelencia; y en las oportunidades que se les proporcionen para su propio desarrollo y perfeccionamiento profesional.1 Estas mismas investigaciones, ahora orientadas a identificar al cómo aprenden los estudiantes, entregan información sobre tres importantes conclusiones: (a) La primera indica que un importante porcentaje del aprendizaje estudiantil se atribuye al valor agregado que trae el alumno a la escuela, tales como sus habilidades, destrezas, actitudes y la experiencia familiar y de las comunidades que representan, todos ellos factores difíciles de influenciar por quienes elaboran las políticas educativas; (b) la segunda apunta a aquellas variables que son más fáciles de influenciar por las políticas públicas y tienen que ver con los profesores y la enseñanza. Estos últimos constituyen el factor que más influye en el aprendizaje de los alumnos, mostrando una directa relación entre la calidad del docente y los resultados logrados por los estudiantes; (c) y la tercera examina la relación entre el desempeño de los estudiantes en las pruebas estandarizadas y las credenciales, experiencia e indicadores de competencia profesional de los profesores, concluyendo que existe una relación positiva entre ambas variables.2

Preguntas para la reflexión

¿Cómo aúnan los docentes esfuerzos y voluntades para asumir la tarea de mejorar los aprendizajes de todos los estudiantes? ¿Cómo crean las condiciones para influenciar positivamente los resultados? ¿Qué hace a un buen profesor, a un docente efectivo, a un profesor exitoso?

Un docente efectivo

Muchas personas piensan que todo lo que se requiere para convertirse en un profesor efectivo está concentrado en el manejar los contenidos de su clase. En realidad conocer sus materias es sólo una parte del proceso instruccional.

Danielson (2007) encontró que los profesores efectivos requieren contar con:3

* Un conocimiento de los contenidos y de la pedagogía (saber de sus materias y de cómo enseñarla).
* Un conocimiento de los estudiantes (Saber cómo aprenden y se desarrollan sus estudiantes).
_____________________
(1) OECD (2005). Teachers matters: Attracting, Developing and Retaining Effective Teachers.
Overview. Paris, France. 13 p.
http://www.oecd.org/dataoecd/39/47/34990905.pdf
(2) OECD (2005). Op. Cit.
(3) Moore, Kenneth D. (2008). Effective Instructional Strategies: From theory to practice. Second Edition. SAGE. 464 p.

* La habilidad de seleccionar los objetivos instruccionales (fijar expectativas alcanzables).

* Un conocimiento de los recursos (saber ubicar los materiales y las personas que fortalezcan la instrucción).

* La habilidad de diseñar la evaluación de los estudiantes (diseñar evaluación apropriada y significativa).

Los buenos profesores deben crear y mantener un ambiente en que el aprendizaje pueda tener lugar. La preparación de dichos ambientes requieren habilidades como las siguientes:4

* Crear un ambiente de respeto y comunicación (relaciones comprensivas entre profesores y alumnos y también entre sus pares).

* Establecer una cultura de aprendizaje (crear ambientes en que se valora el aprendizaje y donde suceden experiencias significativas).

* Gestionar la sala de clases (manejar exitosamente los aprendizajes).

* Manejar el comportamiento de los estudiantes (responder eficazmente a conductas apropiadas e inapropiadas).
* Organizar el espacio físico (uso adecuado del espacio en el aula).

Es muy importante que los profesores desarrollen competencias en gestión pedagógica para que logren el éxito con todos sus estudiantes. También deben ser capaces de crear ambientes adecuados para el aprendizaje, con reglas y procedimientos claros de funcionamiento dentro del aula y, de paso, generar comunicaciones efectivas con los estudiantes, los padres y los directivos
escolares.

Las estrategias instruccionales deben ser orientadas a captar el interés de los alumnos de modo de motivarlos a aprender, en un contexto donde planifican y usan técnicas que:5

* Se comunican en forma clara y segura (usan con determinación sus habilidades para comunicarse por escrito).
_____________________
(4) Danielson, Charlotte (2007). Enhancing professional practice: A framework for teaching. 2nd
Edition. ASCD. Alexandria. 208 p.
(5) Danielson, Charlotte (2007). Op. Cit.

* Usan eficazmente las preguntas y guían la discusión (usan diferentes tipos de preguntas y respuestas).

* Involucran a sus estudiantes en los procesos de aprendizaje (todos participan activamente).

* Retroalimentan a los alumnos (entregan información de su progreso).

* Actúan con flexibilidad y sensibilidad (modifican tareas en base a la retroalimentación).

El accionar de la cultura escolar

Esta claro que todos los profesores cuentan con el potencial de constituirse en líderes educacionales. Sin embargo, en la práctica, muy pocos docentes logran desarrollarse en esa condición y las razones que lo explican son variadas. Algunas descansan en la justificación de que los términos liderazgo y liderazgo docente provocan confusión entre los educadores. Muchos se preguntan ¿cuál es la diferencia entre ser simplemente un profesor o ser un profesor líder?. Otras explicaciones culpan a la cultura de las escuelas, las cuales parecen resentir – y más específicamente resistir - el surgimiento y accionar de los liderazgos docentes.

Estas últimas explicaciones son más que preocupantes, pues aunque está más que claro que las organizaciones educativas estarían mejor si muchos profesores ejercieran su función educadora desde una posición de liderazgo, la cultura de la escuela ha desarrollado una actitud de desafección y generalmente poco amistosa hacia el accionar de los líderes educativos. Incluso muchos de los directivos limitan la independencia profesional de sus docentes, afectando la productividad y el compromiso de la escuela y, en último término, afectando la capacidad del profesor de realizar un trabajo de excelencia. Algunos van más allá y limitan su desarrollo profesional - acción de gran impacto en el enriquecimiento de la calidad de los conocimientos del profesor como del nivel de sus competencias pedagógicas - quizás inspirados en la creencia equivocada de que contar con mejores profesionales a su alrededor limitará la obediencia de los subordinados frente a su autoridad administrativa.

La consecuencia final es conocida. Al limitar el crecimiento profesional de sus docentes sepultan toda posibilidad de creación de liderazgo docente en el aula y, por extensión en la escuela, atributos fundamentales para mejorar los aprendizajes de sus estudiantes. Sin liderazgo no hay cambios ni innovaciones en la sala de clases y la organización se sumerge en la espiral de malos resultados en las pruebas estandarizadas nacionales. Peor aún, los mejores docentes dejarán la institución, aceptando otras opciones que les permiten desarrollarse ymostrar todo su talento profesional, dejando a las escuelas reducidas a un cuerpo docente que acepta el status quo y que carece de las ambiciones y desafíos para enfrentar las demandas de una sociedad que exige, cada vez con mayorinsistencia, una mejor calidad y excelencia en la formación de su capital humano.

Parece irónico que los directivos, docentes y apoderados tengan muy claro el valor que representa para los estudiantes el reconocimiento al buen desempeño escolar, coincidiendo en la práctica en la elaboración de un conjunto de formalismos, ceremonias y mecanismos para premiarlos y que van desde diplomas, medallas y otras distinciones, hasta la entrega de becas. Sin embargo, una sana política de reciprocidad aspiraría a la existencia de similares reconocimientos para los buenos docentes, situación difícil de encontrar en los sistemas educativos tanto en términos de ocurrencia como de oportunidad.

Si los directores o sus equipos de gestión consideran que el contar con profesores preparados para ejercer liderazgo en la sala de clases los relegará a una situación de simples administradores operativos, entonces la escuela definitivamente está
en graves problemas. Cuánta contradicción frente al conocimiento acumulado respecto a la influencia positiva de las escuelas efectivas sobre los resultados de los estudiantes. Sabemos que el profesor que asume posiciones de liderazgo en la sala de clases impacta fuertemente sobre el aprendizaje de sus estudiantes y, simultáneamente, sobre su propio crecimiento profesional. Cuando muchos lideran – sean estos directivos o docentes - ello conducirá a un mejoramiento de la calidad de las decisiones que afectan el clima de la organización, los ambientes de aprendizaje y la participación y el compromiso de todos para alcanzar los objetivos de la escuela. Cuando muchos lideran, la escuela definitivamente gana!6

Preguntas para la reflexión

¿Cómo caracterizaría la cultura de su escuela? ¿Responde a un clima de tensión, desconfianza, antagonismo u otros? ¿Le ha afectado personalmente dicho ambiente? ¿Cómo ha intentado enfrentar este problema? ¿Cómo se protege para que no lo afecte? ¿Cómo ha afectado su relación con sus directivos? ¿Con sus colegas? ¿Cómo afectará a la escuela esta situación si no se enfrenta? ¿A losresultados de los estudiantes?

Para hacer la diferencia en su escuela, ¿Qué significa para usted como educador el cambio? ¿De quién es la principal responsabilidad para impulsarlo, el director, los profesores, la comunidad escolar? ¿cuáles son las consideraciones claves que usted debe hacer para mejorar el aprendizaje de los estudiantes? ¿Cuál será su compromiso? ¿Cuáles son las estrategias que empleará? ¿Al implementar dichasestrategias qué cambios deberá enfrentar?
_____________________
(6) Ackerman, Richard H. and Mackenzie, Sarah V. (2007). Uncovering teacher leadership. Corwin
Press. 400 p.

La gran tarea de los educadores

Educar en un mundo complejo, globalizado, interdependiente, representa un inconmensurable desafío para la profesión docente. Ayudar a los estudiantes a aprender a usar sus mentes constituye una gran tarea y apela a sus mejores competencias, destrezas y habilidades profesionales. Probablemente muchas preguntas vendrán a sus mentes y confían en tener suficientes respuestas para responderlas. Entre ellas:

* ¿Cómo desarrollar en sus estudiantes mentes críticas y creativas y, durante el transcurso de dicho proceso, entregarles todos los contenidos de los planes y programas vigentes?.

* ¿Cómo cumplir con las expectativas de las pruebas estandarizadas implementadas por las autoridades educacionales nacionales, dadas las limitantes de tiempo del calendario escolar y las diversas necesidades de los estudiantes que atienden?.

* ¿Cómo diseñar el currículum y las estrategias de aprendizaje de modo de desarrollar en cada uno de sus estudiantes todos sus potenciales intelectuales, incluyendo la capacidad de resolver problemas?.

* ¿Cómo encontrar el espacio y el tiempo para prepararse profesionalmente en las complejidades de la enseñanza en los tiempos actuales?.

* ¿Cómo encontrar el tiempo suficiente para planificar efectivamente la enseñanza y el aprendizaje?.

Estas interrogantes requieren ser abordadas por docentes con disposición de liderar, de compromiso, de “creerse el cuento” que todos los estudiantes pueden aprender, independiente de todas las variables limitantes que nos entrega la literatura. Profesores dispuestos a asumir riesgos, a “jugársela” por cambiar el actual estado de cosas en el aula, a innovar con nuevas estrategias de enseñanza o en adoptar y/o copiar aquellas que sí funcionan e, idealmente, en utilizar buenas prácticas educativas para mejorar los resultados de sus estudiantes. Liderar inspira pasión y ésta implica compromiso, agita sentimientos de servicio y compromete los valores, apelando a lo mejor de cada persona.

Quizás cualquiera pueda enseñar pero sólo los maestros pueden hacer que muchas cosas interesantes y significativas sucedan en la sala de clases. En dicho proceso de enseñar y aprender, los profesores con condiciones de liderazgo actúan como catalizadores, consiguiendo los mejores resultados al involucrar a todos sus estudiantes.